jueves, 28 de mayo de 2015

El primer asesinato de la historia.

El primer fragmento de este cráneo, el Cr-17, apareció en 1990, y no fue hasta ahora, más de dos décadas después, cuando se consiguió recomponerlo por completo, a partir de 52 diminutos pedazos de huesos fósiles.

La reconstrucción dejó ver dos fracturas hermanas en este cráneo homínido con 430.000 años de antigüedad, encontrado en Atapuerca (Burgos), que demuestran que este individuo murió a causa de ambos golpes en la frente con un objeto contundente, en una brutal agresión cara a cara por parte de un diestro. 

Nohemi Sala , la autora principal del estudio, que lleva años trabajando con los cráneos de Atapuerca, alegó que «Hemos tenido muchísima suerte. Hallamos un cráneo con dos impactos cercanos y cuyos contornos de fractura coinciden en forma a la perfección. La clave no es que le falte un trozo de hueso. Es que cuando se golpea un cráneo que tiene carne, el hueso se comporta como un cuerpo elástico. Por eso se puede saber que el individuo recibió los golpes antes o justo después de la muerte.». A parte, el equipo científico sometió al cráneo a las diferentes pruebas habituales en la ciencia forense actual y en la paleontología (como escáneres TAC, técnicas de reconstrucción virtual tridimensional...) que les ayudó definir el contorno de las heridas. 

Y, aunque a pesar de que ésto no les permite conocer qué objeto se utilizó para producir las heridas, sí les ayudó a averiguar que estas ocurrieron antes de morir y que además fueron la causa de la muerte, estableciendo así el primer asesinato conocido de la historia. 






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