Esta región, que según la Agencia Espacial Europea (a partir de los datos del satélite CryoSat), era inmune a los efectos del cambio climático, se ha convertido en una de las zonas que más contribuyen al aumento del nivel del mar.
Las capas de la Antártida han perdido una quinta parte de su grosor original en sólo dos décadas, y esta alarmante pérdida preocupa a la comunidad científica, debido a los cambios gravitatorios que esto provoca en la Tierra. Se ha llevado a cabo un monitoreo para averiguar los cambios que sufren los glaciales para identificar cuán grave podría ser la variación de la gravedad.

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